Este 4 de diciembre se conmemoraron 50 años desde el histórico Vuelo Transantártico Transpolar Tricontinental realizado con un C-130 Hércules matriculado como T-66, aeronave hoy legendariamente conocida como «Polo Sur». A través de esta hazaña se trataba de unir Buenos Aires con Australia y Nueva Zelanda, pasando por el Polo Sur, con escala en la Base Marambio.
La ceremonia se llevó a cabo en la I Brigada Aérea, ubicada en El Palomar, y fue presidida por el jefe de Unidad, comodoro mayor Marcelo Ramadori. También estuvieron presentes el brigadier general «VGM» (R) Juan Paulik y el presidente de la Asociación de Tripulantes de Transporte Aéreo, brigadier mayor «VGM» (R) Horacio Armando Orefice. Entre los asistentes se contaron veteranos de la guerra de Malvinas, ex jefes de Brigada, jefes de Unidades alojadas, Organismos de la Guarnición Aérea El Palomar, personal militar y civil e invitados especiales.
El evento se inició con la interpretación del Himno Nacional Argentino a cargo de la Banda Militar de Música de la Secretaría General. Luego, el capellán de la Guarnición Aérea El Palomar, presbítero Rodolfo de Fabrizis, llevó a cabo una invocación religiosa y bendijo las placas conmemorativas.
A lo largo de los años, esta hazaña permaneció en la memoria del personal de la Institución. Por esta razón, las palabras alusivas fueron pronunciadas por uno de sus protagonistas, el brigadier general «VGM» (R) Juan Paulik: «Hace 50 años, el 4 de diciembre, se emprendió el primer vuelo transpolar tricontinental, marcando el inicio de la conexión de nuestro país con el extremo opuesto del mundo. Estamos aquí en esta Brigada de El Palomar, emblema del comienzo de la actividad militar aérea en nuestra Patria y, cuna de los precursores, a quienes recordamos con respeto y orgullo».
«Como tripulantes, hoy venimos a testimoniar la tarea realizada hace 50 años, sintiéndonos no solo satisfechos por lo logrado, sino también agradecidos por haber sido partícipes de este histórico vuelo para la Nación Argentina. Incluimos en estos reconocimientos a todos aquellos que, desde el anonimato de su labor, con inteligencia, voluntad, capacidad y gran vocación, contribuyeron en la preparación que permitió el éxito de la misión», declaró el brigadier general Paulik.
«Una operación que en su origen fue propuesta tímidamente por el entonces capitán Speranza, se convirtió en un tema de interés nacional de tal magnitud que involucró al comandante en jefe de la Fuerza Aérea», explicó el oficial y agregó: «El primer requisito para llevar a cabo el vuelo fue aumentar la autonomía y el alcance del avión, logrado en tiempo récord gracias al excepcional trabajo del personal del Grupo Técnico I. La segunda condición crucial fue poder utilizar la Base Marambio como escala operativa, decisión que llevó al empleo por primera vez de cohetes auxiliares para el despegue, disponibles en los aviones Albatros para la operación LADE en Malvinas. Todo se cumplió rigurosamente y la operación concluyó en el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires el 10 de diciembre con la presencia del presidente de la Nación».
Finalizando con determinación, expresó: «Aquellos que hoy tienen el honor de formar parte de la Fuerza Aérea Activa deben recordar que la tradición va más allá de un hábito o costumbre generacional; en las Fuerzas Armadas es un sentimiento que forma parte de nuestro ser, inspira nuestras acciones y condiciona nuestros sentimientos. Esta ceremonia que nos convoca está impregnada de esa tradición, ampliamente superada por la emoción del reconocimiento hacia todos aquellos a quienes vemos en ella una renovación de promesas y recuerdos».
Luego, las autoridades entregaron presentes a los siguientes tripulantes que asistieron a la conmemoración: brigadier general «VGM» (R) Juan Paulik, brigadier «VGM» (R) Héctor Cid, comodoro «VGM» (R) Jorge Valdecantos, comodoro «VGM» (R) Adrián Speranza, suboficial mayor (R) Juan Bautista Medero y suboficial principal (R) Pedro Bessero. Este homenaje fue un reconocimiento y muestra de gratitud por su valentía a bordo del C-130 Hercules T-66, dejando una huella imborrable en la historia aeronáutica.
La ceremonia concluyó con la ejecución de «Diana de Gloria» por parte de la Banda de Música de la Secretaría General.
A 50 años de esta proeza, su legado sigue brillando como un faro de inspiración en los cielos.